sábado, 18 de diciembre de 2010

Perdida

Al menos son personas, pero ella no sabe quiénes son. Rostros desconocidos, ojos que la miran con curiosidad, sujetos que la empujan si se interpone en sus caminos sin darse cuenta. Gabardinas, sombreros negros, maletines como los de las películas…


Su angustia va en aumento. Corre entre ellos sin saber adónde va, solo buscando… Está desesperada, siente que la siguen, pero no se atreve a mirar atrás. Tiene miedo, mucho miedo. Sus lágrimas dejan a su paso dos surcos brillantes en sus pálidas mejillas.


Se siente sola.


−Papá, ¿dónde estás…?

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