Tú solo piensa que el tiempo pasa, como caen las gotas de un grifo mal cerrado. Gota, gota, segundo, segundo…
Y cuando vienes a darte cuenta, te has consumido.
El tiempo no se congeló, como pediste en tu decimoséptimo cumpleaños.
El tiempo no se congeló, como deseaste cinco años después, abrazada a él.
El tiempo no se congeló, como rogaste treinta años más tarde, antes de que tu hijo diera su último aliento.
Ya no estás tú tampoco. Sin darte cuenta llegaste, antes o después. Y te reuniste con tu hijo.
¿Cuánto tiempo pasó?
¿Cuánto tiempo has vivido?
Un suspiro.
sábado, 29 de mayo de 2010
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